martes, 13 de octubre de 2009

UNIR, CRECER, INCLUIR

El gobierno anterior del Presidente Saca difundió su lema “Gobierno con sentido humano”, que contiene un mensaje de fácil comprensión, mientras que el lema del gobierno actual del Presidente Funes, son tres verbos “Unir, crecer, incluir”.

En las cuñas radiales y televisivas se utiliza mucho el verbo “cambiar” y se le vincula con cada uno de los tres verbos unir, crecer e incluir.

El spot televisivo contiene las siguientes imágenes:
• La bandera de El Salvador.
• La campana, el sol, el volcán y edificios de la ciudad de San Salvador. • Muchos aviones de papel sobrevolando.
• Palomas blancas sobrevolando.
• Estampas de la vida cotidiana.
• Diferentes segmentos de población.

Es un spot con mucho movimiento y color, de rostros alegres y de un mensaje bonito, pero complejo para ser entendido por la población. La letra del jingle dice:

Es hora de cambiar pero solo el país cambia, cuando cada uno cambia, cambiar para unir, cambiar para crecer, cambiar para incluir, cambiar para entender, que somos nosotros los que la historia vamos a hacer. Cambiar para amar cada uno como hermanos, sin maldad ni egoísmo, con amor y compromiso, compromiso para unir, crecer e incluir, unir para vencer, crecer para avanzar incluir para lograr la paz en cada hogar. Gobierno de El Salvador unir, crecer, incluir.

Hay quienes consideran que el jingle es un trabalenguas, que es muy confuso y probablemente tengan razón, sobre todo que nadie se tomó el tiempo de explicar su contenido, quizás se inspiraron en algún poema de Alfredo Espino, como “Un rancho y un lucero” Para otros, "Unir, Crecer, Incluir"... es la utilización de tres verbos en infinitivo, sin ningún sujeto, rompiendo las reglas de la sintaxis universal, de formar una oración y comunicar un concepto... Es muy diferente a nuestro "Dios, Unión, Libertad" que son tres conceptos, no verbos, pero que representan la cultura e historia de El Salvador.

Pero analicemos a continuación el significado de cada uno de esos tres verbos:

UNIR

1 Poner dos o más elementos en relación para que formen un solo conjunto, una unidad o un objeto nuevo: unir las partes de un mueble, unirse dos personas en matrimonio, unir las fuerzas de varios hombres.

2 Hacer que se comuniquen o se junten dos o más elementos: unir dos cables eléctricos, unir varios pueblos mediante una carretera.

CRECER

1 Desarrollarse un ser viviente hasta alcanzar la madurez: crecer una persona, crecer un árbol

2 Aumentar la estatura de una persona o el tamaño, la importancia, el número o la intensidad de algo: «¡Cómo ha crecido este niño!», crecer la corriente de un río, crecer el huracán, crecer el desempleo.

3 Aumentar el ánimo, la confianza o el valor de uno mismo, generalmente por un motivo que lo rete: Se creció el torero», crecerse al castigo.

INCLUIR

1 Poner o meter algo o a alguien dentro de alguna cosa: incluir un cheque en una carta, incluir a un alumno en la lista

2 Contener una cosa a otra: «El precio incluye los gastos de transporte».

Ahora, busquemos el significado bíblico de los tres verbos:

UNIR:

El verbo unir se utiliza en el texto bíblico en el vocablo “unidad”, y así, el Apóstol Pablo nos exhorta de la manera siguiente:

“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1ª Corintios 1:10)

Para el Profeta Amós, estar unidos es andar juntos y estar de acuerdo: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3) El salmista vincula la unidad con habitar en armonía: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmos 133:1) Jesús utiliza el vocablo opuesto a la unidad, división, y advierte que la falta de unidad, o sea la división, puede destruir a un estado: “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá” (Mateo 12:26).

Eclesiastés identifica los beneficios de la unidad: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” (Eclesiastés 4:9 – 12). Unidad en la lucha: “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses 1:27).

En el capítulo 17 del evangelio de San Juan se encuentra la oración de Jesús pidiendo al Padre que los cristianos seamos unidos, por eso se le conoce como la “oración por la unidad” y reza así: “… para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” (Juan 17:21 – 23)

CRECER:

La Biblia utiliza el término “crecimiento” en lo cualitativo y en lo cuantitativo. El crecimiento espiritual es cualitativo y el que cada día se añadieran multitudes de personas a la Iglesia cristiana primitiva, implica un crecimiento cuantitativo. De Jesús dice la Biblia que “… crecía en estatura, sabiduría y gracia delante de Dios y los hombres”, calificando Su crecimiento físico y cualitativo.

Dios hace de cada cristiano un obrero para la promoción de Su Reino y la edificación de la iglesia, pero San Pablo aclara: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios” (1ª Corintios 3:6) y lo reafirma al decir: “Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.” (1ª Corintios 3:7).

Para crecer, es necesario estar organizados y es válido hacer memoria a nuestra plática del domingo anterior. Hablamos de Moisés y de cómo siguiendo el consejo de Jetro, organizó el éxodo de tres millones de personas, desde Egipto hasta Canaán organizándolos en decenas, cincuentenas, centenas y millares.

El crecimiento lo da Dios, eso significa que para crecer debemos contar con Su bendición y, para contar con Su bendición, es necesario actuar con justicia. El fin no justifica los medios, Jesús es el principio y el fin, el medio es vivir conforme a Sus enseñanzas.

INCLUIR:

Una inflexión del verbo incluir es “incluyente” y su opuesto es “excluyente”. Jesús en Su evangelio es incluyente y lo cita San Lucas: “Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad” (Lucas 20:21).

San Pablo lo reafirma tanto en su epístola a los romanos: “porque no hay acepción de personas para con Dios” (Romanos 2:11), como en su epístola a los gálatas: “Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron” (Gálatas 2:6). Y en el siguiente versículo establece las bases de una democracia incluyente: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).

Como vemos se consigna la equidad racial, social y de género que enriqueció el concepto griego de la democracia. La exclusión social resulta de una falta de oportunidades personales, sociales, políticas y económicas.
Es un término utilizado para definir la “nueva pobreza”, existen excluidos tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados. Lo opuesto a la exclusión social es la inclusión social, difundida en el marco de la Unión Europea desde la Cumbre de Lisboa del año 2,000. Existen múltiples definiciones de exclusión social en tanto proceso que restringe o niega la participación de las personas en la sociedad.
Por ejemplo, “el proceso a través del cual los individuos están entera o parcialmente excluidos de la participación plena de la sociedad en la que viven” o “la incapacidad para participar de forma efectiva en la vida económica, política y cultural”. El concepto de participación adquiere una gran relevancia como proceso a través del cual se tiene control sobre las iniciativas, decisiones y recursos que afectan a la vida social, política y económica, evitando así el énfasis en lo individual (pobreza como patología o enfermedad), para poner el acento en lo social.

La exclusión social puede describirse como un proceso complejo, dinámico y multidimensional, que se nutre de desigualdades estructurales, de problemas coyunturales y de vulnerabilidades potenciadas por factores de riesgo como el género, la edad, la condición bio-psico-social, el origen nacional y étnico, el aislamiento geográfico. La exclusión da la idea de estar “fuera” del sistema de bienestar, de la integración social, personal y familiar, de la participación en los mercados (de trabajo, consumo, vivienda, etc.), del sistema político.

En síntesis, desde un punto de vista amplio, la exclusión social implicaría la insatisfacción de necesidades humanas fundamentales, así como de derechos económicos, sociales, políticos, civiles y culturales. Durante muchos años, se ha reconocido la existencia de “colectivos en situación de exclusión social”, discapacitados, drogodependientes, víctimas de discriminación o racismo, desempleados, mujeres en dificultad, mayores… La lucha contra la exclusión no puede tener éxito con medidas asistencialistas, se requiere de la solidaridad.

CONCLUSIÓN

Es notorio que nuestro país enfrenta muchos problemas y necesidades, la delincuencia, el alto costo de la vida, el desempleo, la pobreza, las enfermedades, etc. Son males que afligen a nuestra población y buscarles una solución es urgente y vital. El cambio es necesario, pero para conseguirlo debemos estar juntos pueblo y gobierno. El estar juntos alude a la unidad. Estar unidos es vencer la exclusión y convertirnos en una sociedad incluyente. Si estamos unidos y somos incluyentes, Dios estará con nosotros y nos dará el crecimiento, porque tal como San Pablo lo afirma, el crecimiento lo da Dios. Comenzamos analizando el lema del gobierno actual, y esperamos que con nuestra reflexión se pueda tener una idea de lo que “Unir, Crecer, Incluir” pretende significar.

SEIS CARACTERÍSTICAS QUE IDENTIFICAN A UN VERDADERO CRISTIANO

A los cristianos no se les conoce por su pertenencia a una religión, por su asistencia regular a un culto religioso, porque de su pecho cuelgue una cruz o lleve un rosario en su mano. Jesús dejó claramente establecido que por nuestro fruto seríamos conocidos. Es con nuestra conducta, con nuestra manera de vivir y de relacionarnos con los demás, que podemos ser conocidos como cristianos. Ahora pensaremos sobre seis características que identifican a un cristiano de verdad.

1. BUEN TESTIMONIO


Dios demanda de todo cristiano que sea un testigo fiel y como modelo de testigo fiel envió a Su hijo Jesucristo, quien nos amó. Testificar no es sólo de palabra, principalmente es con nuestra manera de obrar o testimonio de vida. Es amar al prójimo, evitar de hacer lo malo y hacer el bien. El Apóstol Pablo nos desafía a ser epístolas vivas. Jesús es el “Testigo Fiel” por excelencia-

“…y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5)

Como cristianos podemos ser testigos fieles o falsos. Es fiel quien hace la voluntad del Padre y sigue las enseñanzas de Jesús. Es falso quien llamándose cristiano lleva una vida pecaminosa, siendo adúltero, vicioso, corrupto, etc.

“El testigo verdadero no mentirá; más el testigo falso hablará mentiras.” (Proverbios 14:5)

2. IMITADOR DE LO BUENO

Los humanos tendemos a imitar modelos y los publicistas lo saben muy bien, lindas señoritas o caballeros de buen ver, lucen prendas de vestir que luego adquirimos pensando en vernos como ellos. Dios conoce nuestras debilidades y por eso envió a Su hijo como el Varón Perfecto cuya estatura debemos alcanzar; en otras palabras, Jesús es el modelo a imitar y bien lo entendió el Apóstol Pablo, quien escribió a los corintios, exhortándoles a imitarle a él, así como Pablo imitaba a Cristo.

“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” (1ª Corintios 11:1)

Es imposible llamarnos cristianos si llevamos una vida de pecado. El que hace lo malo no es de Dios ni le ha visto. La Biblia diferencia entre la práctica del pecado y un pecado eventual, ya que todos pecamos, todos cometemos errores, pero lo que Dios no acepta es que hagamos del pecado una práctica y pretendamos justificarnos en la vida de pecado de líderes religiosos; si eso hacemos estaremos imitando lo malo.
“Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios” (3ª Juan 11)

3. NUEVA CRIATURA


Ser cristiano obliga a ser diferente. Al que lleva una vida de pecado en la Biblia se le identifica como mundano y al que observa una conducta correcta por su fe cristiana, se le conoce como nueva criatura o hijo de Dios. Jesús explicó a Nicodemo que los humanos podemos nacer dos veces. El nacimiento de la carne que es cuando nacemos del vientre de nuestras madres, y el nacimiento del Espíritu que es cuando entregamos nuestras vidas a Jesús y orgullosamente nos decimos cristianos.

El nuevo nacimiento significa dejar atrás al viejo hombre con todos sus defectos y pecados e iniciar una nueva vida.

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3)

Si seguimos practicando el pecado, el viejo hombre no quedó atrás, no tenemos una vida nueva, ni hemos experimentado el nuevo nacimiento. Es decir, no somos cristianos y no podemos ver el Reino de Dios, por una sencilla razón: vivimos en el reino de las tinieblas. Pero la solución es nacer de nuevo y estar en Cristo.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2ª Corintios 5:17)

Jesús es misericordioso, perdona nuestros pecados y nos ofrece la oportunidad de librarnos del viejo hombre, de sus vicios y malos deseos.

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos” (Efesios 4:22)

4. ARREPENTIDO Y CONVERTIDO


Si nos llamamos cristianos y andamos en malos pasos, Dios nos exhorta al arrepentimiento y que comencemos a obrar bien, de lo contrario amonesta que vendrá pronto y podrá privarnos de Su luz si no nos hubiéremos arrepentido. Si después de un examen de conciencia confesamos ante Dios nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos. El perdón de Dios es la puerta de entrada a Su Reino.

“Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.” (Apocalipsis 2:5)

El arrepentimiento es el compromiso ante Dios de no continuar en malos pasos. Al arrepentimiento le sigue la conversión que significa dar un giro de 180º a nuestra vida. Sin conversión nuestros pecados no son borrados, ni podemos recibir las bendiciones que provengan de la presencia del Señor.
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19)

Dios envió a Su hijo Jesús para que nosotros nos libremos de nuestras maldades.

“A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.” (Hechos 3:26)

Algunos creen ser salvos porque nacieron en un hogar cristiano o porque asisten a determinada iglesia o religión cristiana; dicen creer en Jesús, pero sus obras testifican lo contrario, o sea, son testigos falsos ¿Les servirá de algo la fe sin obras? La respuesta está en la Palabra de Dios.

“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” (Santiago 2:14)

La Biblia es contundente, una fe sin obras es muerta, y si las obras del que dice tener fe son malas, su fe es “remuerta”.

“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
(Santiago 2:17 – 18)

5. ESPÍRITU DE SERVICIO

Según el diccionario bíblico, los nicolaítas dividían al pueblo de Dios en laicos y sacerdotes. Según estos, los únicos que servían a Dios y tenían autoridad eran los sacerdotes. Dios aborrece a los nicolaítas porque ha instituido el sacerdocio universal, cada cristiano es rey (tiene autoridad) y es sacerdote (sirve en la obra de Dios). Hasta el día de hoy , muchos cristianos siguen la doctrina de los nicolaítas y van a las iglesias, participan de actos litúrgicos o asisten a reuniones cristianas, pero para ser servidos y no se sienten responsables, ni comprometidos a servir en la obra de Dios.

“Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.” (Apocalipsis 2:6)

Jesús es claro, que le siga el que le sirve y será honrado por el Padre. El que no le sirve que no le siga. Mucho ayuda el que poco estorba; y el que no vive para servir, no sirve para vivir.

“Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.” (Juan 12:26)

A Dios se le sirve con alegría. Quien no sienta la necesidad y la alegría de servirle, debe ser sincero con Dios y consigo mismo, debe arrepentirse y convertirse, después servirá con alegría. A Dios se le sirve sirviendo a nuestro prójimo, dando de comer al hambriento, de beber al sediento y vistiendo al desnudo. Jesús dijo lo que hicisteis a un necesitado a mí me lo hiciste. También se le sirve compartiendo Su Palabra que es el pan que alimenta nuestro espíritu.

“Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo.” (Salmos 100:2)

6. PROMOTOR DEL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA

El pecado es la injusticia, San Juan en su primera epístola, capítulo 5 versículo 17, lo afirma así: “Toda injusticia es pecado”. Jesús por su parte sufrió el martirio en la cruz para quitar el pecado del mundo y por eso en la oración modelo pidió a Dios Padre: “… venga Tu Reino y hágase Tu voluntad aquí en la tierra…”.

El cristianismo no es una fe espiritualista, pietista, docetista o ultramundana. El cristianismo no es una fe de ultratumba. Ser cristiano significa sentirme desafiado a cambiar mi vida en lo individual, pero sin quedarme atrapado en el individualismo. Porque ser cristiano implica ser sal, levadura y luz del mundo. La sal sirve para que los cuerpos no se corrompan, así, a un pescado se le recubre de sal preservándolo de la descomposición. Las sociedades o naciones son masas que padecen la injusticia, la pobreza, la enfermedad y otros males; necesitan de la levadura cristiana que las levante y les haga superar sus males. Las naciones andan a oscuras, tropezándose unos con otros sin encontrar el camino, aquí es donde el cristiano debe ser lámpara de luz. Ante un mundo que se derrumba ante la injusticia, un cristiano debe ser promotor de la esperanza, debe ser promotor del Reino de Dios y su justicia, que es la buena nueva de Jesús. Un cristiano no puede ni debe vivir de espaldas a los problemas que afligen a su nación.

OPTIMISMO Y PESIMISMO

Según el diccionario de la Real Academia Española el optimismo consiste en ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable.

Optimismo proviene del latín optimum (“lo mejor”). El francés Voltaire fue el encargado de popularizar la palabra, al incluirla como subtítulo de su cuento “Cándido” en 1759.

El optimismo es lo opuesto al pesimismo (del latín pessimum, que significa (“Lo peor”), que sostiene que vivimos en el peor de los mundos posibles.

El optimismo es la tendencia a esperar que el futuro sea favorable; ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia. Una persona optimista logra rescatar lo positivo de cada circunstancia o personas.

Por lo general, las personas optimistas tienen mejor humor, son más perseverantes y gozan de un mejor estado de salud que las pesimistas. Por eso, los optimistas tienden a salir fortalecidos de las situaciones traumáticas y estresantes.

Puede decirse que el optimismo contribuye a alcanzar el éxito, ya que supone una actitud permanente de volver a comenzar ante las dificultades y de analizar las situaciones para comprender mejor su naturaleza y tomar lo positivo. El cristiano por fe debe ser optimista.

Hebreos 11:1: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”

El optimista es exitoso, saludable y feliz. El pesimista todo lo contrario. Veamos a continuación ejemplos de la forma en que éstos reaccionan:

• El optimista dice: "déjame hacerlo a mí." El pesimista dice: "eso no es mi trabajo."
• El optimista dice: "puede ser muy difícil pero es posible." El pesimista dice: "puede ser posible, pero es muy difícil."
• Optimista es el que nos mira a los ojos, pesimista es el que nos mira a los pies.
• El optimista es una parte de la respuesta. El pesimista es siempre una parte del problema.
• El optimista tiene siempre un proyecto. El pesimista siempre tiene una excusa.
• El optimista ve siempre la luz en la oscuridad. El pesimista siempre ve oscuridad en medio de la luz.
• El pesimismo siempre conduce a la debilidad; el optimismo al poder.

¿SE PUEDE APRENDER EL OPTIMISMO?

Si pesimismo es juzgar las cosas en sus aspectos más desfavorables y esperar siempre lo peor, optimismo es juzgarlas desde su aspecto favorable y esperar lo mejor en el futuro.
Depende en gran parte de componentes que heredamos, pero eso no significa que no se pueda aprender. Martin Seligman, fundador de la Psicología Positiva, nos decía que todo el mundo es capaz de aprender optimismo y mejorar con ello sus vidas.

Es posible que las malas experiencias nos hayan llevado a ser pesimistas, entonces es necesario tomar conciencia que somos pesimistas y luchar para superarlo. Los pensamientos pesimistas y derrotistas nos anclan y el optimismo nos da velas para poder navegar. Es importante aumentar nuestra autoestima y fijarnos en nuestros esfuerzos más que en nuestros logros.

El cristiano al nacer de nuevo recibe el Espíritu Santo que es espíritu de poder y de dominio propio, es una nueva criatura y también recibe el don de la fe. Por tanto, ser cristiano significa ser optimista, es tener ojos espirituales y ver lo precioso en medio de lo vil.

El optimismo nos ayuda a ser perseverantes, el optimista es entusiasta y positivo pero con los pies en la tierra. “El optimista tiene siempre un proyecto, el pesimista una excusa”.

EL OPTIMISMO NACIONAL

Las naciones al igual que las personas naturales pueden ser optimistas o pesimistas. Los Estados Unidos se califica como un país de un optimismo crónico, mientras que El Salvador es de tradición pesimista, así suele ser calificado por la encuestadora Gallup.

Estados Unidos cuenta en su optimismo crónico una fortaleza, que le permite salir airoso de grandes depresiones, a diferencia de los países latinoamericanos no se caracteriza por la queja. Su optimismo está bastante fundamentado en sus creencias religiosas.

Obama genera optimismo entre la gente a pesar de la crisis económica. Crisis que afectó a los norteamericanos durante la gestión de George W. Bush generando pesimismo. Los norteamericanos vieron en Obama un político nuevo, capaz de generar esperanza.

GALLUP

Los humanos somos optimistas por naturaleza. Tanto así, que el 89% de los habitantes de 140 países del planeta están seguros de que los próximos cinco años serán tan buenos o mejores que el actual.

Así lo muestra un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Kansas y Gallup, y que comprende a personas de 140 países, equivalentes al 95% de la población mundial (en total, más de 150 mil personas encuestadas).

Con toda la información recopilada, los investigadores elaboraron el Mapa Mundial del Optimismo, en el que Irlanda, Brasil, Dinamarca y Nueva Zelandia aparecen como los países con mayor índice de confianza en el futuro; mientras que Zimbabwe, Egipto, Haití y Bulgaria son el polo opuesto.

Al analizar estos datos del 2,009, los especialistas explican que hay una serie de aspectos que influyen en que una nación vea el vaso medio lleno o medio vacío. "En las sociedades tradicionales, las personas suelen ser pesimistas y desconfiadas; en las modernas, tienden a ser más optimistas y confiables".

Otro aspecto relacionado con esta característica, agrega, es que en las mediciones América Latina suele mostrar mucho optimismo, el que en gran medida se explica por la "movilización educativa" que han vivido las últimas generaciones.

Hay dos clases de optimismo: la del pobre para salir de la pobreza, que es muy alta entre nosotros, porque rara vez el pobre cree que él o sus hijos permanecerán en ese estado; y el del éxito económico, más moderado porque pocos piensan que podrán hacerse ricos o que alcanzarán la fortuna en algún sentido relevante.

A nivel mundial el país más feliz del mundo es Dinamarca y el más amargado es Togo en una clasificación de 134 países.

EL OPTIMISMO SOBRE EL 2001 EN AMÉRICA LATINA

Gallup realiza anualmente un sondeo a nivel mundial entre los meses de noviembre y diciembre, en el cual -entre otras cuestiones- se indaga acerca de las expectativas de la gente respecto a las perspectivas del año que se inicia.

En este caso, el sondeo fue realizado en 68 países entre noviembre y diciembre de 2000 y fueron consultadas 78.149 personas.

De estos países, 11 fueron latinoamericanos y el análisis de los resultados obtenidos en ellos permite una aproximación sobre el grado de optimismo o pesimismo con el cual se percibe desde esta región el 2001.

Mientras México fue calificado como el más optimista de América latina, El Salvador es el más pesimista, ocupando el lugar 67 sobre 68 y siendo así el penúltimo. La reciente dolarización no ha logrado generar ningún optimismo en la población y seguramente el terremoto que asoló el país a comienzos del año 2,001 habrá aumentado el pesimismo del pueblo salvadoreño.

¿OPTIMISTA O PESIMISTA?

El pesimista es contaminante, transmite su actitud negativa y su pasividad. Tiene ojos para ver nuestras debilidades ocultas y logra que éstas afloren:
• Miedo al futuro.
• Pereza.
• Ostracismo: quedarnos quietos, cerrados en nuestra cáscara.
• Resistencia al cambio.
• Rutinario. Tiene rituales precisos para despertarse, para la comida, para el fin de semana.

Frecuentemente el pesimista es también avaro. ¿Por qué debe ser generoso, si todo el mundo está lleno de gente ávida, de corruptos, de aprovechados? No pocas veces es, en fin, envidioso. Si se lo hace hablar, se puede observar que elogia lo que ha hecho en el pasado. Y agrega que hubiera podido hacer muchas más cosas si no hubiera sido obstaculizado, si no hubiese tanta corrupción, si no hubieran sido favorecidos aquellos que no se lo merecen.

Pasemos ahora al optimista. Comparado con el pesimista, parece ingenuo. Confía en los hombres, corre el riesgo. Si se observa más atentamente, sin embargo, uno se da cuenta de que en realidad, ve las maldades y las debilidades de los otros. Pero no se deja detener por estos obstáculos. Cuenta con el hecho de que en cada ser humano hay algunas cualidades positivas y trata de despertarlas.

El pesimista está recluido en sí mismo y no escucha a los demás, los percibe como entidades amenazantes. El optimista, en cambio, presta atención a las personas. Las deja hablar, les dedica tiempo, las observa. De esta manera logra identificar, en cada uno, algún aspecto positivo, esa cualidad que puede exaltar, hacer fructificar. Así consigue arrastrar a los hombres, unirlos, guiarlos hacia un objetivo. Todos los grandes organizadores, todos los grandes emprendedores, todos los grandes políticos deben tener esta capacidad.

El optimista también consigue superar mejor las dificultades. Porque está más abierto a soluciones nuevas y puede transformar rápidamente una desventaja en una ventaja. El pesimista ve la dificultad antes, pero se deja hipnotizar, paralizar por ella. Mientras que, a menudo, basta sólo un poco de imaginación para revertir la situación.

El que seamos optimistas o pesimistas, determina significativamente nuestra actitud ante la vida. Una persona es optimista o pesimista en función de tres factores:

1. El modo en que INTERPRETA su pasado.
2ª Corintios 5:17: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

2. El modo en que VIVE su presente.
Filipenses 4:13: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

3. El modo en que IMAGINA su futuro.
3ª Juan 1:2: Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

Jeremías 33:3:Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Mateo 7:7 – 8:Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.


La clave que marca toda la diferencia es el modo de: a) INTERPRETAR, b) de VIVIR y c) de IMAGINAR.

¿Qué es el optimismo? Es la sana creencia de pensar que las cosas que han sucedido en nuestro pasado -independientemente de que hayan sido buenas, malas o regulares-, han sido positivas para nosotros. La persona optimista INTERPRETA su pasado de manera positiva a pesar de haber experimentado dificultades. Entiende esas dificultades como oportunidades de crecer y hacerse más fuerte.

Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

La persona optimista VIVE el presente enfocándose en todo lo positivo que hay en su vida. Decide conscientemente fijar su atención en lo que está bien.

Mateo 6:34: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”

Y sobre todo, la persona optimista IMAGINA un futuro positivo. Piensa que las cosas van a salir bien. Se levanta cada día creando una expectativa positiva, anticipando en su imaginación un desenlace positivo para las cosas que emprenderá.

Lamentaciones 3:22 – 23: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.”

¿Conoces a algún pesimista que sea feliz? La respuesta está clara. La auténtica felicidad solo aparece cuando enfrentamos la vida desde una actitud de pleno optimismo, con Cristo en nuestro corazón.

MÁS QUE VENCEDORES

Romanos 8:28 – 37

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.


¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

lunes, 12 de octubre de 2009

LAS MARAS EN EL SALVADOR

LA CULTURA

La conducta del ser humano es producto de la cultura existente en la sociedad a la que pertenece; por tanto, ésta última determina en gran medida la forma en la que cada persona piensa, cree y actúa. Por ejemplo: todos los seres humanos sienten hambre, pero el cómo, cuándo, dónde y qué comen varía de una sociedad a otra, y de la misma manera sucede con la vestimenta, la vivienda, los medios de transporte, las formas de diversión, etc.

La cultura es el conjunto de símbolos (como valores, normas, actitudes, creencias, idiomas, costumbres, ritos, hábitos, capacidades, educación, moral, arte, etc.) y objetos (como vestimenta, vivienda, productos, obras de arte, herramientas, etc.) que son aprendidos, compartidos y transmitidos de una generación a otra por los miembros de una sociedad, por tanto, es un factor que determina, regula y moldea la conducta humana.

Se pueden producir cambios culturales drásticos. Por ejemplo, en los Estados Unidos en los años 50s, se desencadenó la violencia juvenil organizados en pandillas, fue la época de Nicky Cruz y su pandilla los “Mau Mau” en Nueva York y de la película “Rebelde sin causa” estelarizada por James Dean. Pero durante los 60s los jóvenes norteamericanos, abandonaron la violencia y surgió una cultura pacifista, el movimiento “hippie”, cuyo lema era “Amor y Paz”. Después de los hippies, en los 70s apareció de nuevo la violencia de las pandillas juveniles identificadas como “gangas” o “maras”.

LA SUBCULTURA

Dentro de una cultura existen agrupaciones que se diferencian por su conducta, creencias o comportamiento, a estos se les conoce como “ghettos” o subculturas. Aquí caben las sectas religiosas y las maras. El término subcultura se usa en sociología, antropología y semiótica cultural para definir a un grupo de personas con un conjunto distintivo de comportamientos y creencias que les diferencia de la cultura dominante de la que forman.

La subcultura puede formarse a partir de la edad, etnia o género de sus miembros. Las cualidades que determinan que una subcultura aparezca pueden ser estéticas, políticas, identidad sexual o una combinación de ellas. Las subculturas se definen a menudo por su oposición a los valores de la cultura dominante a la que pertenecen, aunque esta definición no es universalmente aceptada, ya que no siempre se produce una oposición entre la subcultura y la cultura de una manera radical. Cuando la subcultura se opone sistemáticamente a la cultura dominante, estamos en presencia de la contracultura.

Una tribu urbana es un grupo de personas que se comporta de acuerdo a las ideologías de una subcultura, que se origina y se desarrolla en el ambiente de una ciudad.

Algunos críticos y analistas dicen que el fenómeno de las tribus urbanas no es nada más que la búsqueda de los jóvenes por aquella identidad tan añorada. Cuando un joven se junta a una sociedad que posee las mismas tendencias, modas y pensamientos que él, este se sentirá identificado tanto con el grupo como con sus símbolos y modas, y algunas tribus son más intolerantes que un grupo de tendencias opuestas, lo cual podría llevar a la violencia.

La identidad de cada una de estas tribus variará según su ideología y según la persona misma, por ejemplo, mientras que los skinheads son de tendencias violentas, los hippies no rivalizan contra ningún grupo, pues son pacifistas y no hay grupo alguno que les sea íntegramente opuesto.

TRANSCULTURACIÓN

La transculturación es un proceso gradual por el cual una cultura adopta rasgos de otra hasta culminar en una aculturación. Generalmente se produce desde una cultura "más desarrollada" a otra "menos desarrollada". La mayoría de las transculturaciones son conflictivas, en especial para la cultura "receptora" máxime cuando los rasgos culturales son impuestos.

Describe los cambios culturales que representan los cambios de época. La cultura de la sociedad agraria evolucionó hacia la cultura de la sociedad industrial y así hasta la cultura de la sociedad del conocimiento. La transculturación producida por los cambios de época ha logrado enriquecer el contenido cultural de las personas que se ven inmersas en este fenómeno antropológico.

PANDILLAS JUVENILES

En nuestra sociedad, los jóvenes, en su mayoría, tratan de buscar que identificarse con un estilo de vida con el que sientan que son tomados en cuenta realmente. Es por esta razón que cada vez más jóvenes buscan una solución en el pandillaje. Este es uno de los problemas sociales que aqueja más a la sociedad donde actúan un grupo de adolescentes que se enfrentan a problemas comunes y comparten los mismos intereses. En los siguientes párrafos, mencionaremos los las principales causas del pandillaje sociales y económicas.

En este problema, las principales causas sociales que provocan el pandillaje son las siguientes: la familia y la educación. En primer lugar, la familia juega un rol muy importante, pues los integrantes de una pandilla suelen proceder de hogares en crisis o destruidos totalmente o parcialmente por parte de los padres, donde sus necesidades materiales o afectivas no son atendidas para un adecuado desarrollo personal(ARAUJO 2005:1).En segundo lugar, la educación brinda al joven los valores necesarios para contribuir al buen camino y ,así, no caer en el pandillaje.

Por otro lado, existen también causas económicas que provocan el pandillaje que son las siguientes: la pobreza y el desempleo. En primer lugar, la pobreza causa que los jóvenes tengan carencia de bienes es por esta razón que en las pandillas encuentran dinero fácil por medio de robos, distribución y venta de drogas. En segundo lugar, el desempleo, complementa la pobreza, pues al trabajar ilícitamente en las pandillas se gana mucho dinero con la venta de drogas.

En conclusión, los integrantes de las pandillas, mayormente, son jóvenes con pocos valores y maltratados provenientes de hogares destruidos, sin educación, etc. Las pandillas están conformadas, generalmente, para una ayuda mutua entre miembros, defender su territorio y otras más radicales para hacer actos delictivos. En nuestra opinión, la educación y la familia, así seas pobre, son las que más influyen en la decisión del joven para integrarse a una pandilla o seguir con una vida normal.

MARAS

Mara es el término con el que se conoce a las pandillas juveniles en Centroamérica y México. Originadas por el retorno a centroamérica de enormes cantidades de emigrantes deportados por delincuencia desde México y Estados Unidos, transfieren las condiciones para recrear en el plano nacional, aquellas condiciones de marginalidad, violencia, delincuencia y supervivencia, aprendidas y desarrolladas por los deportados en los distintos lugares en los cuales lograron su estadía. A ello se agregan los jóvenes de sectores sociales marginados, conformando una amenaza social por la eventual violencia con la que actúan tanto hacia afuera como hacia adentro de estos grupos.

Básicamente se conforman dos grandes pandillas que se conocen como:

1. La Mara Salvatrucha (MS). La MS es enemiga mortal de la Pandilla 18. Tampoco es correcto decir la Mara 18. El término Mara es exclusivo de la Mara Salvatrucha. La Mara Salvatrucha también es conocida en Estados Unidos como la MS-13. Puesto que nació en la calle 13 de Los Ángeles.

2. 18 ST, (St. es la abreviación de street, calle, en inglés) algunos de sus miembros se tatúan el número "666", 6 + 6 + 6 = 18 que bíblicamente es conocido como el número de la bestia. También utilizan los números en romano XVIII en alusión al número 18. Una de las versiones de su formación dice que nacieron en Los Angeles en torno a disputas territoriales. La "18" tendría su origen en la Calle 18 (18th. street).

Con el aumento de personas que retornaban diariamente, el fenómeno social se hizo no sólo nacional, también regional, de forma que hacia los inicios del siglo XXI, en casi todo Centroamérica se conoce como "Maras" a las agrupaciones juveniles principalmente, ya sean de tipo delictivo, de crimen organizado o simples reuniones de vecinos jóvenes con algo en común.
De manera adicional el fenómeno se agrava a partir de la introducción de drogas de amplio consumo como el crack, marihuana, pegamento para zapateros o inhalantes, cocaína y otras, las que son comercializadas y consumidas en el país por estos grupos de pandilleros.

Ante ello los gobiernos han explotado políticamente la situación, haciendo ofertas electorales que establecen planes para luchar contra la Mara, en forma de plan mano dura, con lo que agregan otro tipo de violencia a la que ya existe socialmente en El Salvador, cuyos componentes principales son de tipo represivo tanto en el ámbito legal, policial y penitenciario. Sin atacar el problema de raíz ó causa social, política, etc. De por que se originan las maras.

El crecimiento de las maras tiene como contraparte el aumento de las remesas que envían los centroamericanos que viven en el exterior, que a la fecha se ha convertido en el principal flujo económico que sostiene las economías locales y la delincuencia desplazando los principales productos de exportación de esa contribución al producto del país.

En varios países se llevan a cabo programas de readaptación social impulsados entre otros, por antiguos miembros de dichas pandillas para salvarlos de ese mundo violento en el que viven y lograr la paz social.

Su principal fuente de ingreso, además de las remesas de Estados Unidos, son las extorsiones a la población. Dichas extorsiones o “rentas” son de carácter obligatorio y no hay negociaciones razonables, ya que las consecuencias son atroces.

Es importante destacar el hecho que las maras, pese a su origen en las batallas entre inmigrantes salvadoreños y mexicanos en la ciudad de Los Ángeles, y que tuvieron su epicentro en El Salvador al ser repatriados forzosamente muchos pandilleros por el gobierno de los EEUU al acabar la guerra civil en El Salvador a principios de los 90, se ha extendido en los vecinos países de Guatemala y Honduras.

Otro error es decir que la Mara Salvatrucha nació en El Salvador y por ende es salvadoreña. La MS nació en un barrio de Los Ángeles, California, por lo tanto es una pandilla estadounidense. En la Mara Salvatrucha hay estadounidenses, salvadoreños, ecuatorianos, hondureños, guatemaltecos, nicaragüenses, mexicanos aunque se cree que su significado es Mara Satánica.
Las maras constituyen una subcultura de una juventud que no encuentra oportunidades, de familias divididas por la migración y que al tratarlas de manera equivocada, con la “Mano Dura” y la “Super Dura” se les excluyó más, se les criminalizó y radicalizó.

La fragmentación y la segregación social, así como la ruptura de la estructura familiar, son un caldo de cultivo para la generación de las pandilla, ya que los pandilleros son personas que no contaron con los recursos ni las atenciones sociales necesarias para que sus vidas se orientaran por las vías productivas y de desarrollo para ellos mismos y para su comunidad.

Por la falta de cuatro principios en la familia los hijos se desvían:

1. Autoridad: "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. (Efesios 6:4)

2. Afecto: "no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor" (1ª Corintios 13:5)

3. Amistad: “Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer”. (Juan 15:15)

4. Amor: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16)

La rebeldía del joven nace en el hogar, la escuela, la sociedad y el gobierno, debido a que son instituciones debilitadas. Si en el hogar hay violencia, desintegración o mal ejemplo, se producirá como fruto un hijo rebelde. Si la escuela no educa, limitándose los docentes a ser enseñadores, los jóvenes no tendrán deseos de superación. Si la sociedad no defiende la cultura de paz, es vulnerable para que una subcultura la agreda y la victimice. Entendemos por sociedad, a la población entera, las organizaciones religiosas, empresariales, laborales, deportivas, etc. El gobierno con sus instituciones debilitadas es superado por la delincuencia, en su capacidad de respuesta. Deben fortalecerse las instituciones del estado. Su debilidad ha hecho que se pierda el hábito de obedecer y que vivamos en la indisciplina social. Nuestros gobernantes y los partidos políticos deben merecer el respeto de los jóvenes, para que respeten su autoridad. Nuestros gobernantes deben cumplir las leyes y hacerlas cumplir. Deben atacar los problemas de una manera integral y no solamente de manera represiva. Las maras constituyen uno de los peores males sociales que enfrentamos, de los cuales los jóvenes mareros son también víctimas.

En su mensaje del pasado 15 de septiembre, el Presidente Funes invitó a las distintas fuerzas vivas de la nación a trabajar unidos para superar problemas como el de la delincuencia. Y tiene razón, el problema de las maras representa una debilidad institucional, una falta de autoridad tanto en la familia, como en las iglesias, las escuelas, la sociedad y el gobierno. Es decir, es un problema de estado. No podemos dejar de mencionar la meritoria labor de algunas iglesias con los jóvenes mareros, logrando su rehabilitación e inserción. Es evidente que una nación desesperada, es una nación necesitada de la fe, necesitada de Dios, quien nos desafía a través del Profeta Jeremías diciendo: “Clama a Mí y Yo te responderé”.

LA GUERRA DE LAS 100 HORAS

El pasado 14 de julio se cumplieron 40 años de la guerra fratricida entre El Salvador y Honduras. Digo fratricida, porque salvadoreños y hondureños somos los que guardamos mayor identidad del área centroamericana. La frontera más amplia la tenemos con Honduras y la etnia nativa hondureña es la lenca, que también es la etnia nativa del norte y oriente de El Salvador. Muchas familias salvadoreñas, descienden de personajes hondureños que emigraron a nuestro país huyendo de persecuciones políticas; y muchos hondureños descienden de los salvadoreños que emigraron a Honduras desde la época en que las bananeras norteamericanas iniciaron sus plantaciones.

En el norte y oriente de nuestro país, familias salvadoreñas tienen apellidos comunes en Honduras, como Turcios, Matute, Zepeda, etc.

Toda guerra tiene causas aparentes y causas reales, pero siempre la motivación real responde a intereses de grupos económicos, que manipulan la política y no les importa llevar al pueblo al sacrificio de la guerra.

Como causas aparentes de la guerra se manejan: el partido de fútbol entre las selecciones nacionales de ambos países, por eso se le conoce como la “Guerra del Fútbol” y los problemas limítrofes. Pero veamos a continuación como sucedieron los hechos.

Desde 1966, El Salvador mantuvo una denuncia ante la OEA por la violación masiva a los derechos humanos de los salvadoreños residentes en Honduras, imputables a grupos paramilitares hondureños identificados como “La Mancha Brava” quienes con violencia expulsaban del territorio hondureño a los salvadoreños, habiendo muertos, heridos y mutilados en lo que se catalogó como un genocidio.

“La Mancha Brava” actuó con el aval del gobernante hondureño General López Arellano, quien justificó la expulsión de los salvadoreños para expropiarlos de sus tierras, legalmente adquiridas, para distribuirlas entre campesinos hondureños como parte de la reforma agraria que había prometido.

En 1969, después del referido partido de fútbol hubo disturbios, que el 27 de junio produjeron la ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos países. El 4 de julio dos aviones hondureños atacaron en territorio salvadoreño, en el sitio fronterizo El Poy, a un convoy militar salvadoreño; luego sucedieron otros incidentes limítrofes y después se desató la guerra.

El secretario general de la Confederación de Trabajadores de Honduras - gubernamental-, Luis Alonso Morel, identifica la causa del conflicto diciendo: "Todo podría haber sido provocado por los intereses norteamericanos": los intereses norteamericanos en Honduras, en lo económico estaban representados, principalmente, por dos importantes compañías: la United Fruits y la Standard Fruits, las que dominaban la producción de bananas y éstas representaban el 60% del valor total de las exportaciones hondureñas.

En El Salvador, la exportación era de café (75%), caña de azúcar y algodón: la mitad de estos productos iban a los Estados Unidos. Honduras, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y Nicaragua trataban de formar la Unión Centroamericana, esta unión contaba con la oposición norteamericana. La iniciativa de un Mercado Común Centroamericano, que luego se integraría en un Mercado Común Latinoamericano, naufragaría rápidamente con esta guerra.

Al respecto el sindicalista hondureño Morel dice: "La construcción de este Mercado Común inquietaba a los círculos financieros norteamericanos, perfectamente conscientes del hecho de que le sería más difícil maniobrar a las cinco repúblicas de América Central desde el momento en que estuvieren integradas en un bloque económico homogéneo y que podría convertirse en un bloque político".

Las razones expuestas por Morel, respecto a la guerra del 69, son válidas también en el momento actual; ya que existe en Latinoamérica una corriente unionista identificada con los ideales de Bolívar que son coincidentes con el ideal morazánico. La Honduras del Presidente Zelaya conectada al Movimiento Bolivariano (ALBA: ALternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe), sufre de una dictadura golpista, piense usted cuáles son las causas del golpe y quienes están involucrados.

Pero volviendo al tema de la “Guerra de las 100 Horas”, en esa época en El Salvador se vivía el militarismo implementado 37 años atrás por el general Martínez y gobernaba el general Fidel Sánchez Hernández. En Honduras, gobernaba el general golpista Osvaldo López Arellano, quien prometió una reforma agraria que jamás se produjo. Para las clases dirigentes hondureñas fácilmente permeables a las acciones directas y clandestinas de las compañías fruteras de Estados Unidos, cualquier pretexto era válido, cualquier guerra podía ser útil…

En nuestro país, como efecto de la Ley de Extinción de Ejidos y Propiedades Comunales decretada en El Salvador a fines del siglo XIX, se despojó a los nativos de los bienes comunales y ejidos, naciendo así el latifundio. Los latifundistas controlaban la mayor parte de la tierra cultivable en El Salvador. Esto llevó a la emigración constante de campesinos pobres a regiones de Honduras cercanas a la frontera con El Salvador.

En 1969, Honduras decidió realizar una reforma agraria, para lo cual expropiaron y expulsaron a los salvadoreños que habían vivido ahí durante varias generaciones y se habían hecho de propiedades a base de esfuerzo propio. Esto generó una persecución de salvadoreños en Honduras y un "éxodo" masivo a El Salvador. Estos hechos fueron aprovechados por los gobiernos de ambos países para desviar la atención de sus poblaciones hacia fuera y no reparar en los conflictos políticos internos de cada país. Los medios de comunicación hondureños, con engaños, alentaron el odio a los salvadoreños.

No es raro que en este momento el golpista Micheletti, con el control mediático que posee, trate de convencer al pueblo hondureño que están siendo agredidos desde Nicaragua, Guatemala o El Salvador, incluso desde Venezuela. Como parte de esta estrategia, en próximos días en salas cinematográficas hondureñas se estará presentando una película sobre la guerra honduro-salvadoreña, con el malsano propósito de abrir viejas heridas y separar a estos dos pueblos hermanos, pero esto no será posible, ya que hoy más que nunca ambos pueblos estamos unidos, como el General Francisco Morazán lo hubiera querido.

Volviendo al tema, el 14 de julio de 1969, el ejército salvadoreño lanzó un ataque contra Honduras y consiguió acercarse a la capital hondureña Tegucigalpa. La Organización de Estados Americanos negoció un alto el fuego que entró en vigor el 20 de julio. Las tropas salvadoreñas se retiraron a principios de agosto.

Al final de la guerra, los ejércitos de ambos países encontraron un pretexto para rearmarse y el Mercado Común Centroamericano quedó en ruinas. Bajo las reglas de dicho mercado, la economía salvadoreña (que era la más industrializada en Centroamérica), estaba ganando mucho terreno en relación a la economía hondureña. Otra causa real y económica del conflicto.

Las dos naciones firmaron el Tratado General de Paz en Lima, Perú el 30 de octubre de 1980 por el cual la disputa fronteriza se resolvería en la Corte Internacional de Justicia.

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

• La muerte de centenares de civiles y militares hondureños y salvadoreños.

• El distanciamiento de dos pueblos hermanos.

• El fin del Mercado Común Centroamericano (MERCOMUN).

• El fortalecimiento del papel político de los militares en ambos países. En El Salvador, en las elecciones legislativas de post-guerra, la mayoría de candidatos del gobernante y militarista Partido de Conciliación Nacional (PCN), salidos del Ejército, hicieron una enorme apología de su papel heroico en el conflicto, y por consiguiente, resultaron victoriosos en las elecciones de diputados y alcaldes de la época.

• El agravamiento de la situación social en El Salvador, producto de las deportaciones masivas desde Honduras, ya que el gobierno salvadoreño tuvo que procurarles su reinserción económica, la que no se logró satisfacer adecuadamente. Esto aumentó la presión social que derivó en la guerra civil salvadoreña que duró 12 años (1980 – 1992).

Como vemos, no fueron ni el fútbol, ni los límites fronterizos los que causaron la guerra que duró 100 horas. Fueron intereses económicos de ambos países e intereses de empresas norteamericanas respaldadas por su gobierno, las que propiciaron el conflicto armado. Los pueblos, tanto hondureño como salvadoreño, fueron engañados, manipulados y sacrificados.

Somos pueblos hermanos y debemos estar conscientes que nuestros dirigentes políticos para desviar la atención de problemas internos, se inventan conflictos con países vecinos. Pero ahora ya no debemos caer en esa trampa, debemos luchar por el ideal morazánico de una Centro América unida.

Recordar la guerra no debe ser motivo para despertar odios ni resentimientos, es una oportunidad para identificar las causas reales del conflicto, quitarnos las vendas del engaño de nuestros ojos para que esa historia no se vuelva a repetir. Centro América es nuestra patria grande.

De nuevo Honduras sufre la dictadura golpista de Micheletti y como es tradición, los dirigentes golpistas tratarán de desviar la atención de los hondureños de su problema interno creando conflictos con los países vecinos, pero no debemos caer en esa trampa, como dice la Biblia “el avisado ve el mal y se aparta”.

Debemos orar por El Salvador, para que fuerzas políticas retrógradas no intenten imitar el golpismo hondureño y nos hagan retroceder al pasado. Debemos estar conscientes que las condiciones actuales en El Salvador son diferentes a las hondureñas, y que por lo reciente de nuestra guerra civil, un golpe de estado en El Salvador sería cruento. Aún así, políticos de derecha salvadoreños niegan que en Honduras haya habido un golpe de estado, y en uno de los principales rotativos, un reconocido economista escribió a pocos días del golpe, que “El Salvador debía seguir el ejemplo de Honduras”

Los cristianos, hondureños y salvadoreños, debemos estar ceñidos de nuestros lomos, en comunión con Dios y con nuestros hermanos, preparados para hacer vallado y ponernos en la brecha delante de Dios en defensa de nuestra patria.

Ezequiel 22:30: “Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé”

Los cristianos debemos sentir el desafío honroso de ser llamados hijos de Dios, siendo pacificadores de nuestros pueblos.

Mateo 5:9: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”

Los cristianos como herederos del Reino de Dios debemos luchar por la justicia, aunque ello represente padecimiento y persecución.

Mateo 5:10: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”

Finalmente, mantengámonos firmes en la fe porque en Cristo somos más que vencedores.

EL EXODO Y LA ORGANIZACION SOCIAL

Los dos domingos anteriores hemos escuchado el mensaje de nuestro hermano el Pastor William Osmar Chamagua, abordando el tema de la organización, como una necesidad para superar nuestros males sociales. Por tal motivo, consideramos como elemento enriquecedor al tema, el éxodo del pueblo de Israel, el rol de Moisés como líder y el consejo oportuno de su suegro Jetro, ateniéndonos al relato de las Sagradas Escrituras.

Según el texto bíblico Moisés estaba apacentando las ovejas de su suegro Jetro, quien era sacerdote de Madián y se le apareció el Ángel de Jehová en medio de una zarza ardiente y lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Dijo luego Jehová: he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores, y he descendido para librarlos, y sacarlos de la esclavitud a la tierra prometida. Te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.

Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo.

Moisés, quien no era de fácil hablar, pidió a Dios alguien que hablara por él, y Dios le encomendó a su hermano Aarón y partieron a Egipto a enfrentarse con la dureza de Faraón, quien al no entender con argumentos, soportó las famosas diez plagas, siendo la última, la muerte de los primogénitos incluyendo al primogénito del Faraón, quien abatido por las plagas y apesadumbrado por la muerte de su hijo, permitió que los esclavos israelitas abandonaran Egipto bajo el liderazgo de Moisés.

El éxodo se inició según algunos historiadores, en el año 1447 a. C. Los israelitas partieron de Egipto, siendo unos seiscientos mil hombres, sin contar las mujeres y los niños, calculando algunos que el número total era de tres millones de personas. Imagínense las dificultades de Moisés para dirigir a tan numeroso pueblo, sin contar con medios masivos de comunicación.

Tres meses después, los israelitas llegaron al Monte Sinaí, donde Dios les anunció un código moral resumido, conocido como el Decálogo o los Diez Mandamientos

Conducir a esa gran multitud requería de tres cosas:

1. Visión
2. Liderazgo y
3. Organización.

Moisés dijo a Dios que no podía soportar a todo ese pueblo, que era una carga muy pesada para una sola persona. Como respuesta Dios instruyó a Moisés que reuniera a setenta hombres ancianos y les transmitiera el Espíritu de la visión (conducir el éxodo hasta la tierra prometida).

Números 11:16 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Reúneme a setenta hombres de los ancianos de Israel, a quienes tú conozcas como los ancianos del pueblo y a sus oficiales, y tráelos a la tienda de reunión y que permanezcan allí contigo (AUTORIDAD). 17 Entonces descenderé y hablaré contigo allí, y tomaré del Espíritu (UNCIÓN) que está sobre ti y lo pondré sobre ellos,) (PARTICIPARAN DE LA VISIÓN) y llevarán contigo la carga del pueblo para que no la lleves tú solo (RESPONSABILIDAD) 11:24 Salió Moisés y dijo al pueblo las palabras del SEÑOR. Reunió después a setenta hombres de los ancianos del pueblo y los colocó alrededor de la tienda. (ROLES). 25 Entonces el SEÑOR descendió en la nube y le habló; y tomó del Espíritu que estaba sobre él y lo colocó sobre los setenta ancianos. Y sucedió que cuando el Espíritu reposó sobre ellos, profetizaron; (MANIFESTARON SUS DONES.)

Entonces vemos que Dios como pueblo Suyo que somos, nos desafía a organizarnos, nos delega autoridad y responsabilidad; escoge líderes, nos da Su unción y nos hace partícipes de la visión. Como sociedades o naciones tenemos mucho que hacer para superar nuestras condiciones de vida, pero individualmente no lograremos nada. El éxito está en el esfuerzo conjunto y este esfuerzo requiere de organización y liderazgo.

Todo aquel que aspira marcar una diferencia positiva en el ámbito de los negocios, la política, el deporte, etc., necesitará primero ser investido de autoridad. Los atributos de esta investidura no son decorativos, sino emblemáticos. Si el líder no sabe cómo hacer que su visión se concrete es solamente un soñador. "Liderazgo es la capacidad de transformar la visión en realidad."

Para hacer realidad una visión, el líder necesita que su gente le crea y la credibilidad de cualquier plan está muy relacionada con la credibilidad del líder.

Si las cosas no están bien, deben cambiar. Pero el cambio para unos es una esperanza y para otros una amenaza. Una esperanza para quienes se beneficiarán con el cambio y una amenaza para quienes temen que el cambio les afecte sus intereses.

Moisés fue llamado como líder de un cambio. Librar al pueblo de Israel de la esclavitud, este cambio era beneficioso para los israelitas, pero afectaba los intereses de los esclavistas egipcios quienes se opusieron duramente al cambio. Moisés era de 80 años, debía convencer a Faraón de liberar a su pueblo, que representaba una mano de obra barata y capacitada, vital para el sostenimiento de la inmensa riqueza y majestuosidad del imperio egipcio.

Sin embargo Moisés, no estaba preocupado por su credibilidad ante Faraón, sino en su posición frente al pueblo de Israel. Es posible que Moisés haya pensado: si los israelitas ganadores de esta historia no creen en mí, como convenceré a los egipcios perdedores. A causa de esta preocupación Dios le reveló los elementos que harían que la gente reconociera su autoridad.

Los líderes indecisos no pueden esperar que su gente los apoye todo el tiempo, deben saber reaccionar con responsabilidad y equilibrio ante la realidad.

El camino hacia el desarrollo, tiene algunos tramos cuesta arriba y otros hacia abajo. Quien acepta la autoridad no debe atarse al pasado si quiere de verdad construir un futuro. No se trata de olvidar por completo las experiencias anteriores, sino mantener el equilibrio estable para avanzar hacia el futuro.
Nadie es llamado a una posición de autoridad para que luego se lamente de la falta de apoyo.

Un líder debe ser justo y hacer justicia ante los ojos del pueblo. La justicia es lo que mantiene la paz y la unidad en cualquier grupo, equipo o nación.

Se espera que el líder tenga la capacidad de medir con justicia, sin arbitrariedades y aplicando normas parejas para todos, sin privilegios de ningún tipo. Todo se debe medir con la misma vara, con aquella que representa la justicia. Que un líder pierda su imparcialidad, es vergonzoso.

Los líderes deben defender su gente, pues para eso han recibido el poder. Las empresas y los deportistas tienen competidores. ¿No los tendrán también las naciones?

El líder es un facilitador, no puede detenerse ante la dificultad que implica mover obstáculos que se interponen a sus metas. Moisés usó su vara para hacer milagros y la gente espera milagros de sus líderes.

JETRO ACONSEJA A MOISÉS (Éxodo 18:13-23)

En tiempos de los patriarcas, la justicia en la familia era impartida por el jefe del gens, o sea, la familia patriarcal. Durante su esclavitud los israelitas no tenían sistema judicial propio. Por eso resistieron que Moisés actuara como juez en Éxodo 2:14. Las tribus de Israel tenían jefes, y éstos parecen haber tenido también funciones judiciales.

Moisés se sentó, como el juez, mientras los litigantes esperaban durante todo el día (vs. 13). Jetro se asombró de que todo el pueblo fuera atendido en sus problemas por una sola persona (vs. 14). Ante el asombro de su suegro, Moisés dijo: “el pueblo viene a mí para consultar a Dios” (vs. 15). Es decir, a buscar la decisión final de Dios en la disputa por su asunto. En un pleito legal, o necesidad de dirección, “yo declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes”. Moisés estaba atribulado, era in centralista resolviéndolo todo, administrando justicia en asuntos sencillos o complicados.

Jetro observó a su yerno Moisés, advirtió en él sus cualidades de líder, y su debilidad como organizador. Jetro era un gran organizador y aconsejó a su yerno, que para tener éxito la organización era necesaria.

La idea de Jetro era entrenar a otros, enseñarles las ordenanzas y leyes, y las directrices sobre cómo impartir justicia, para que Moisés no lo hiciera todo. Le recomendó escoger “varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia”.

El plan organizativo de Jetro era sencillo utilizando el múltiplo 10. Así habría:
• Jefes de diez,
• jefes de cincuenta,
• jefes de centenas,
• jefes de millares,
• y Moisés sería el jefe máximo.

Si el número de hombres era de 600,000, habría 600 jefes de millares, 6,000 jefes de centenas, 12,000 jefes de cincuentenas y 60,000 jefes de decenas.
Los jefes de grupo se encargarían de lo simple y fácil, y dejarían a Moisés lo difícil y complejo.

El pueblo salvadoreño ha vivido en un éxodo constante, se estima que 3.4 millones de salvadoreños residen en el exterior, en una migración que data de muchas décadas. Salvadoreños migraron a Panamá para construir el canal, migraron a Honduras para plantar las bananeras y a los Estados Unidos huyendo de la guerra, la pobreza y la falta de oportunidades.

Pero nuestra migración debe parar, nuestro suelo debe ser la tierra que fluya leche y miel para todos los salvadoreños, los que nos quedamos aquí y los que retornarán del exterior. Nuestra visión debe ser clara, El Salvador es nuestra patria y desde aquí podemos salir de la pobreza y superar los demás problemas sociales que enfrentamos.

Sigamos el ejemplo de Moisés, salgamos como pueblo de los males que nos atan y esclavizan. También tomemos en cuenta el consejo de Jetro que sin organización no hay éxito social y sobre las cualidades morales de los líderes. Si tenemos esto, Dios estará con nosotros, guiará nuestro camino, nos proveerá de líderes visionarios y con cualidades morales, nos dará autoridad, derramará sobre nosotros Su unción y permitirá que ésta patria chiquita nuestra se convierta en la tierra de provisión, de la cual fluirá leche y miel, donde viviremos en justicia, paz y gozo.

EL ÉXITO Y LA FELICIDAD

Todo ser humano nace con la aspiración de alcanzar el éxito y ser feliz, pero si no estamos sustentados en sólidos principios y valores morales y espirituales, lo más seguro es que seamos fracasados e infelices y provoquemos la infelicidad de nuestra familia e incluso de naciones enteras.

El que busca el éxito y la felicidad de la mano con Dios, como dice el salmista:
“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”. Salmos 1:3.

En la vida cometeremos errores, pese a ello podemos ser exitosos y felices ¿Quiere usted serlo? Si su respuesta es afirmativa acompáñenos en este recorrido y pensemos en 12 consejos bíblicos para alcanzar el éxito.

01. CUIDADO CON AL AMOR AL DINERO

1ª Timoteo 6:10: “… porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.

El dinero es un elemento necesario, lo que se censura es el amor al dinero, que al amarlo se convierte en nuestro amo o señor y ya no nos servimos de él, sino le servimos a él. El que ama al dinero es codicioso, avaro, piensa que el dinero es la clave de la felicidad, se sacrifica a sí mismo, a su familia, no tiene descanso, se vuelve ansioso y preocupado.

Eclesiastés 5:12: “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia”.

El dinero es un amo cruel, quienes no están sometidos a su señorío duermen tranquilos.

Proverbios 28:20: “El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; más el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa”.

El amor al dinero es perjudicial y origina desilusiones, frustraciones o actos viles. En cambio, el generoso es feliz.

02. SEAMOS GENEROSOS

El pilar central del cristianismo es la solidaridad. Ser solidario implica mantener una actitud generosa, no solamente actos eventuales de generosidad. Es más afortunado el que puede dar y lo hace que quién está en necesidad de recibir.

Hechos 20:35: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”.

El tacaño no prospera ni es feliz, mientras que el generoso no pierde, es ganador.

Proverbios 11:25: “El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”.

03. DEBEMOS PERDONAR

El plan de salvación de Jesucristo comienza con el perdón de nuestros pecados. Es necesario aprender a perdonar. Comenzando por perdonarnos a nosotros mismos por nuestros errores y también perdonar a quienes nos ofenden. Si no perdonamos nos volvemos amargados, vengativos, violentos y solitarios.

Colosenses 3:13: “… soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”.

Controlemos nuestro temperamento, nuestra ira, nuestro enojo. Antes de perder los estribos, contemos hasta diez, calmémonos, recuperemos nuestra cordura.

Proverbios 16:32: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad”.

04. EL AMOR EDIFICA

Si practicamos el amor estaremos en paz con Dios, con quienes nos rodean y con nosotros mismos, tendremos éxito en nuestras relaciones humanas y en especial con la familia, nuestros hijos se sentirán amados y serán personas seguras.

Lucas 10:27: “… Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”.

05. NECESIDAD ESPIRITUAL

Es necesario tomar conciencia de nuestra necesidad espiritual. No nos creamos los dioses de nuestra vida. Dios bendice a los pobres en espíritu y estos son los que reconocen su necesidad espiritual y buscan el consejo de Dios para sus vidas.

Mateo 5:3: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.

06. SEAMOS SABIOS

La sabiduría se adquiere cuando ponemos en práctica el conocimiento. El principio de la sabiduría es el temor de Dios, que no es miedo, sino es una actitud permanente de rechazo al pecado, a la maldad, a la injusticia.

Proverbios 9:10: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”.

07. CUIDADO CON LOS AMIGOTES

Hay que elegir bien a nuestros amigos, recuerde que quien anda entre lobos a aullar aprende.

Proverbios 13:20: “El que anda con sabios, sabio será; más el que se junta con necios será quebrantado”.

08. CUIDADO CON LOS VICIOS

Todo en exceso es malo, el alcoholismo, la gula y la pereza nos destruyen.

Proverbios 23:21: “Porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos”.

09. RENUNCIE A LA VENGANZA

Los deseos de venganza destruyen a quien los padece, le amargan la vida, lo hacen infeliz, por eso Dios dice que Suya es la venganza y recomienda que no seamos vengativos.

Romanos 12:17: “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres”.

10. SEAMOS LABORIOSOS

Nadie logrará ser exitoso y feliz si no trabaja, si es haragán.

2ª Tesalon 3:10: “Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”.

11. LAS PAREDES OYEN

Cuidemos lo que decimos, no seamos mentirosos y no hablemos mal de nadie. Si no tiene algo bueno que decir, mantenga su boca cerrada. El hombre es dueño de lo que calla, pero esclavo de lo que habla.

1ª Pedro 3:10: “Porque: el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño”.

12. LA REGLA DE ORO

Hagamos a otros lo que nos gustaría que hicieran con nosotros. Evitemos entonces de hacer a otros lo que nos disgustaría que lo hicieran con nosotros.

Mateo 7:12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”.