El gobierno anterior del Presidente Saca difundió su lema “Gobierno con sentido humano”, que contiene un mensaje de fácil comprensión, mientras que el lema del gobierno actual del Presidente Funes, son tres verbos “Unir, crecer, incluir”.
En las cuñas radiales y televisivas se utiliza mucho el verbo “cambiar” y se le vincula con cada uno de los tres verbos unir, crecer e incluir.
El spot televisivo contiene las siguientes imágenes:
• La bandera de El Salvador.
• La campana, el sol, el volcán y edificios de la ciudad de San Salvador. • Muchos aviones de papel sobrevolando.
• Palomas blancas sobrevolando.
• Estampas de la vida cotidiana.
• Diferentes segmentos de población.
Es un spot con mucho movimiento y color, de rostros alegres y de un mensaje bonito, pero complejo para ser entendido por la población. La letra del jingle dice:
Pero analicemos a continuación el significado de cada uno de esos tres verbos:
UNIR
1 Poner dos o más elementos en relación para que formen un solo conjunto, una unidad o un objeto nuevo: unir las partes de un mueble, unirse dos personas en matrimonio, unir las fuerzas de varios hombres.
2 Hacer que se comuniquen o se junten dos o más elementos: unir dos cables eléctricos, unir varios pueblos mediante una carretera.
CRECER
1 Desarrollarse un ser viviente hasta alcanzar la madurez: crecer una persona, crecer un árbol
2 Aumentar la estatura de una persona o el tamaño, la importancia, el número o la intensidad de algo: «¡Cómo ha crecido este niño!», crecer la corriente de un río, crecer el huracán, crecer el desempleo.
3 Aumentar el ánimo, la confianza o el valor de uno mismo, generalmente por un motivo que lo rete: Se creció el torero», crecerse al castigo.
INCLUIR
1 Poner o meter algo o a alguien dentro de alguna cosa: incluir un cheque en una carta, incluir a un alumno en la lista
2 Contener una cosa a otra: «El precio incluye los gastos de transporte».
Ahora, busquemos el significado bíblico de los tres verbos:
UNIR:
El verbo unir se utiliza en el texto bíblico en el vocablo “unidad”, y así, el Apóstol Pablo nos exhorta de la manera siguiente:
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1ª Corintios 1:10)
Para el Profeta Amós, estar unidos es andar juntos y estar de acuerdo: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3) El salmista vincula la unidad con habitar en armonía: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmos 133:1) Jesús utiliza el vocablo opuesto a la unidad, división, y advierte que la falta de unidad, o sea la división, puede destruir a un estado: “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá” (Mateo 12:26).
Eclesiastés identifica los beneficios de la unidad: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” (Eclesiastés 4:9 – 12). Unidad en la lucha: “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses 1:27).
En el capítulo 17 del evangelio de San Juan se encuentra la oración de Jesús pidiendo al Padre que los cristianos seamos unidos, por eso se le conoce como la “oración por la unidad” y reza así: “… para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” (Juan 17:21 – 23)
CRECER:
La Biblia utiliza el término “crecimiento” en lo cualitativo y en lo cuantitativo. El crecimiento espiritual es cualitativo y el que cada día se añadieran multitudes de personas a la Iglesia cristiana primitiva, implica un crecimiento cuantitativo. De Jesús dice la Biblia que “… crecía en estatura, sabiduría y gracia delante de Dios y los hombres”, calificando Su crecimiento físico y cualitativo.
Dios hace de cada cristiano un obrero para la promoción de Su Reino y la edificación de la iglesia, pero San Pablo aclara: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios” (1ª Corintios 3:6) y lo reafirma al decir: “Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.” (1ª Corintios 3:7).
Para crecer, es necesario estar organizados y es válido hacer memoria a nuestra plática del domingo anterior. Hablamos de Moisés y de cómo siguiendo el consejo de Jetro, organizó el éxodo de tres millones de personas, desde Egipto hasta Canaán organizándolos en decenas, cincuentenas, centenas y millares.
El crecimiento lo da Dios, eso significa que para crecer debemos contar con Su bendición y, para contar con Su bendición, es necesario actuar con justicia. El fin no justifica los medios, Jesús es el principio y el fin, el medio es vivir conforme a Sus enseñanzas.
INCLUIR:
Una inflexión del verbo incluir es “incluyente” y su opuesto es “excluyente”. Jesús en Su evangelio es incluyente y lo cita San Lucas: “Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad” (Lucas 20:21).
San Pablo lo reafirma tanto en su epístola a los romanos: “porque no hay acepción de personas para con Dios” (Romanos 2:11), como en su epístola a los gálatas: “Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron” (Gálatas 2:6). Y en el siguiente versículo establece las bases de una democracia incluyente: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).
Como vemos se consigna la equidad racial, social y de género que enriqueció el concepto griego de la democracia. La exclusión social resulta de una falta de oportunidades personales, sociales, políticas y económicas.
Es un término utilizado para definir la “nueva pobreza”, existen excluidos tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados. Lo opuesto a la exclusión social es la inclusión social, difundida en el marco de la Unión Europea desde la Cumbre de Lisboa del año 2,000. Existen múltiples definiciones de exclusión social en tanto proceso que restringe o niega la participación de las personas en la sociedad.
Por ejemplo, “el proceso a través del cual los individuos están entera o parcialmente excluidos de la participación plena de la sociedad en la que viven” o “la incapacidad para participar de forma efectiva en la vida económica, política y cultural”. El concepto de participación adquiere una gran relevancia como proceso a través del cual se tiene control sobre las iniciativas, decisiones y recursos que afectan a la vida social, política y económica, evitando así el énfasis en lo individual (pobreza como patología o enfermedad), para poner el acento en lo social.
La exclusión social puede describirse como un proceso complejo, dinámico y multidimensional, que se nutre de desigualdades estructurales, de problemas coyunturales y de vulnerabilidades potenciadas por factores de riesgo como el género, la edad, la condición bio-psico-social, el origen nacional y étnico, el aislamiento geográfico. La exclusión da la idea de estar “fuera” del sistema de bienestar, de la integración social, personal y familiar, de la participación en los mercados (de trabajo, consumo, vivienda, etc.), del sistema político.
En síntesis, desde un punto de vista amplio, la exclusión social implicaría la insatisfacción de necesidades humanas fundamentales, así como de derechos económicos, sociales, políticos, civiles y culturales. Durante muchos años, se ha reconocido la existencia de “colectivos en situación de exclusión social”, discapacitados, drogodependientes, víctimas de discriminación o racismo, desempleados, mujeres en dificultad, mayores… La lucha contra la exclusión no puede tener éxito con medidas asistencialistas, se requiere de la solidaridad.
CONCLUSIÓN
Es notorio que nuestro país enfrenta muchos problemas y necesidades, la delincuencia, el alto costo de la vida, el desempleo, la pobreza, las enfermedades, etc. Son males que afligen a nuestra población y buscarles una solución es urgente y vital. El cambio es necesario, pero para conseguirlo debemos estar juntos pueblo y gobierno. El estar juntos alude a la unidad. Estar unidos es vencer la exclusión y convertirnos en una sociedad incluyente. Si estamos unidos y somos incluyentes, Dios estará con nosotros y nos dará el crecimiento, porque tal como San Pablo lo afirma, el crecimiento lo da Dios. Comenzamos analizando el lema del gobierno actual, y esperamos que con nuestra reflexión se pueda tener una idea de lo que “Unir, Crecer, Incluir” pretende significar.
En las cuñas radiales y televisivas se utiliza mucho el verbo “cambiar” y se le vincula con cada uno de los tres verbos unir, crecer e incluir.
El spot televisivo contiene las siguientes imágenes:
• La bandera de El Salvador.
• La campana, el sol, el volcán y edificios de la ciudad de San Salvador. • Muchos aviones de papel sobrevolando.
• Palomas blancas sobrevolando.
• Estampas de la vida cotidiana.
• Diferentes segmentos de población.
Es un spot con mucho movimiento y color, de rostros alegres y de un mensaje bonito, pero complejo para ser entendido por la población. La letra del jingle dice:
Es hora de cambiar pero solo el país cambia, cuando cada uno cambia, cambiar para unir, cambiar para crecer, cambiar para incluir, cambiar para entender, que somos nosotros los que la historia vamos a hacer. Cambiar para amar cada uno como hermanos, sin maldad ni egoísmo, con amor y compromiso, compromiso para unir, crecer e incluir, unir para vencer, crecer para avanzar incluir para lograr la paz en cada hogar. Gobierno de El Salvador unir, crecer, incluir.
Hay quienes consideran que el jingle es un trabalenguas, que es muy confuso y probablemente tengan razón, sobre todo que nadie se tomó el tiempo de explicar su contenido, quizás se inspiraron en algún poema de Alfredo Espino, como “Un rancho y un lucero” Para otros, "Unir, Crecer, Incluir"... es la utilización de tres verbos en infinitivo, sin ningún sujeto, rompiendo las reglas de la sintaxis universal, de formar una oración y comunicar un concepto... Es muy diferente a nuestro "Dios, Unión, Libertad" que son tres conceptos, no verbos, pero que representan la cultura e historia de El Salvador.Pero analicemos a continuación el significado de cada uno de esos tres verbos:
UNIR
1 Poner dos o más elementos en relación para que formen un solo conjunto, una unidad o un objeto nuevo: unir las partes de un mueble, unirse dos personas en matrimonio, unir las fuerzas de varios hombres.
2 Hacer que se comuniquen o se junten dos o más elementos: unir dos cables eléctricos, unir varios pueblos mediante una carretera.
CRECER
1 Desarrollarse un ser viviente hasta alcanzar la madurez: crecer una persona, crecer un árbol
2 Aumentar la estatura de una persona o el tamaño, la importancia, el número o la intensidad de algo: «¡Cómo ha crecido este niño!», crecer la corriente de un río, crecer el huracán, crecer el desempleo.
3 Aumentar el ánimo, la confianza o el valor de uno mismo, generalmente por un motivo que lo rete: Se creció el torero», crecerse al castigo.
INCLUIR
1 Poner o meter algo o a alguien dentro de alguna cosa: incluir un cheque en una carta, incluir a un alumno en la lista
2 Contener una cosa a otra: «El precio incluye los gastos de transporte».
Ahora, busquemos el significado bíblico de los tres verbos:
UNIR:
El verbo unir se utiliza en el texto bíblico en el vocablo “unidad”, y así, el Apóstol Pablo nos exhorta de la manera siguiente:
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1ª Corintios 1:10)
Para el Profeta Amós, estar unidos es andar juntos y estar de acuerdo: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3) El salmista vincula la unidad con habitar en armonía: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmos 133:1) Jesús utiliza el vocablo opuesto a la unidad, división, y advierte que la falta de unidad, o sea la división, puede destruir a un estado: “Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá” (Mateo 12:26).
Eclesiastés identifica los beneficios de la unidad: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; más ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” (Eclesiastés 4:9 – 12). Unidad en la lucha: “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses 1:27).
En el capítulo 17 del evangelio de San Juan se encuentra la oración de Jesús pidiendo al Padre que los cristianos seamos unidos, por eso se le conoce como la “oración por la unidad” y reza así: “… para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” (Juan 17:21 – 23)
CRECER:
La Biblia utiliza el término “crecimiento” en lo cualitativo y en lo cuantitativo. El crecimiento espiritual es cualitativo y el que cada día se añadieran multitudes de personas a la Iglesia cristiana primitiva, implica un crecimiento cuantitativo. De Jesús dice la Biblia que “… crecía en estatura, sabiduría y gracia delante de Dios y los hombres”, calificando Su crecimiento físico y cualitativo.
Dios hace de cada cristiano un obrero para la promoción de Su Reino y la edificación de la iglesia, pero San Pablo aclara: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios” (1ª Corintios 3:6) y lo reafirma al decir: “Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.” (1ª Corintios 3:7).
Para crecer, es necesario estar organizados y es válido hacer memoria a nuestra plática del domingo anterior. Hablamos de Moisés y de cómo siguiendo el consejo de Jetro, organizó el éxodo de tres millones de personas, desde Egipto hasta Canaán organizándolos en decenas, cincuentenas, centenas y millares.
El crecimiento lo da Dios, eso significa que para crecer debemos contar con Su bendición y, para contar con Su bendición, es necesario actuar con justicia. El fin no justifica los medios, Jesús es el principio y el fin, el medio es vivir conforme a Sus enseñanzas.
INCLUIR:
Una inflexión del verbo incluir es “incluyente” y su opuesto es “excluyente”. Jesús en Su evangelio es incluyente y lo cita San Lucas: “Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad” (Lucas 20:21).
San Pablo lo reafirma tanto en su epístola a los romanos: “porque no hay acepción de personas para con Dios” (Romanos 2:11), como en su epístola a los gálatas: “Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron” (Gálatas 2:6). Y en el siguiente versículo establece las bases de una democracia incluyente: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).
Como vemos se consigna la equidad racial, social y de género que enriqueció el concepto griego de la democracia. La exclusión social resulta de una falta de oportunidades personales, sociales, políticas y económicas.
Es un término utilizado para definir la “nueva pobreza”, existen excluidos tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados. Lo opuesto a la exclusión social es la inclusión social, difundida en el marco de la Unión Europea desde la Cumbre de Lisboa del año 2,000. Existen múltiples definiciones de exclusión social en tanto proceso que restringe o niega la participación de las personas en la sociedad.
Por ejemplo, “el proceso a través del cual los individuos están entera o parcialmente excluidos de la participación plena de la sociedad en la que viven” o “la incapacidad para participar de forma efectiva en la vida económica, política y cultural”. El concepto de participación adquiere una gran relevancia como proceso a través del cual se tiene control sobre las iniciativas, decisiones y recursos que afectan a la vida social, política y económica, evitando así el énfasis en lo individual (pobreza como patología o enfermedad), para poner el acento en lo social.
La exclusión social puede describirse como un proceso complejo, dinámico y multidimensional, que se nutre de desigualdades estructurales, de problemas coyunturales y de vulnerabilidades potenciadas por factores de riesgo como el género, la edad, la condición bio-psico-social, el origen nacional y étnico, el aislamiento geográfico. La exclusión da la idea de estar “fuera” del sistema de bienestar, de la integración social, personal y familiar, de la participación en los mercados (de trabajo, consumo, vivienda, etc.), del sistema político.
En síntesis, desde un punto de vista amplio, la exclusión social implicaría la insatisfacción de necesidades humanas fundamentales, así como de derechos económicos, sociales, políticos, civiles y culturales. Durante muchos años, se ha reconocido la existencia de “colectivos en situación de exclusión social”, discapacitados, drogodependientes, víctimas de discriminación o racismo, desempleados, mujeres en dificultad, mayores… La lucha contra la exclusión no puede tener éxito con medidas asistencialistas, se requiere de la solidaridad.
CONCLUSIÓN
Es notorio que nuestro país enfrenta muchos problemas y necesidades, la delincuencia, el alto costo de la vida, el desempleo, la pobreza, las enfermedades, etc. Son males que afligen a nuestra población y buscarles una solución es urgente y vital. El cambio es necesario, pero para conseguirlo debemos estar juntos pueblo y gobierno. El estar juntos alude a la unidad. Estar unidos es vencer la exclusión y convertirnos en una sociedad incluyente. Si estamos unidos y somos incluyentes, Dios estará con nosotros y nos dará el crecimiento, porque tal como San Pablo lo afirma, el crecimiento lo da Dios. Comenzamos analizando el lema del gobierno actual, y esperamos que con nuestra reflexión se pueda tener una idea de lo que “Unir, Crecer, Incluir” pretende significar.