lunes, 12 de octubre de 2009

LA AMARGURA



A diario tomamos contacto con personas que sufren porque ven únicamente maldad en sus semejantes, son resentidos, mantienen una actitud de permanente insatisfacción, son iracundos, culpan a los demás de su infortunio, no pueden ver ojos bonitos en cara ajena, pero le encuentran defectos al más pintado. Ese mal es la amargura y tiene solución. Este será el tema para que cultivemos el arte de pensar.



ETIMOLOGÍA


La palabra amargura viene del griego “Picría” que quiere decir: cortar, afilado o cortante y los ejemplos que mencionaremos, realmente son cortantes porque algunas lenguas realmente son de doble filo.

CONCEPTO

Amargura: amargor, hiel, aflicción, pena, pesadumbre, pesar, tribulación, disgusto, sufrimiento, desconsuelo. Se produce desconsuelo cuando hay tendencia al llanto, martirio, sufrimiento, penalidad, calvario.

Ninguno de los adjetivos nombrados en la definición de amargura sin agradables. De hecho, son adjetivos de estado de ánimo y sentimientos autodestructivos que nadie quisiera experimentar.

Esto es precisamente en el concepto de que la raíz de amargura es la degeneración, desviación, destrucción, perversión o contaminación de nuestro estado de ánimo y nuestro sentir hacia los demás. La amargura es un cambio violento en nuestro estado de ánimo provocado por hechos dolorosos o traumáticos a los cuales todos estamos expuestos.

DAÑOS QUE CAUSA

La amargura afecta el ego y es la raíz del odio, resentimiento, rencor, miedo, dolor, tristeza, etc.

La amargura causa mucho daño entre hombres, mujeres y jóvenes y aún hasta en los niños. La amargura destruye nuestras vidas.

NEGACIÓN

Es frecuente que quien la padece se niegue a reconocerla, engañándose a sí mismo creando una falsa imagen ante los demás, mostrándonos como personas llenas de paciencia y hasta de amor y comprensión. El amargado siempre culpa a terceros del mal que padece aún cuando sea el resultado de sus propios errores.

LAS CONGREGACIONES RELIGIOSAS

Unos de los mejores lugares para alimentar las raíces de amargura son las congregaciones religiosas, porque se supone que a ellas acudimos para superarnos moral y espiritualmente. Para lograr la superación debemos reconocer nuestros errores o defectos. Pero resulta que el amargado, como cizaña en medio del trigo, tiene la habilidad de ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio, señalando el defecto ajeno supuestamente por el bien del hermano.

Sin embargo se diría que la congregación es el lugar donde eres escudriñado, criticado y acusado, con comentarios tales como: ”Viene a la Iglesia y es un mal hablado”, “Deposita la limosna pero no paga sus deudas”, “Sólo en la Iglesia pasa metido pero es una chambrosa”, “Se la lleva de santita y mira el escote que se gasta”, “Parece un santo pero su mujer lo mantiene”, “Pensé que ese viejo era su padre, pero era su marido”. Pero a la salida del templo, se saluda con todo cariño y de paso se les dice: “Qué bien te ves, bendiciones hermanito o hermanita”.

Eso es un espíritu de crítica y condenación. El mensaje cristiano es de salvación y perdón, el acusador es el enemigo; Jesús mismo dijo que no venía a condenarnos, ni a juzgarnos, sino a salvarnos y con ojos de misericordia a perdonar nuestros defectos y recomendó que no fuéramos jueces de nosotros mismos.

EL PODER DESTRUCTOR DE LA LENGUA

Dice la Biblia en la epístola del Apóstol Santiago 3: 2 - 6 “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas por impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero que se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta en nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”

El verso 10 dice: “De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos esto no debe ser así”

Palabra dura y difícil de aceptar, pero que encierra gran verdad porque de alguna manera cada uno de nosotros en alguna oportunidad no hemos podido controlar nuestra lengua y hemos disparado dardos venenosos contra nuestra pareja, o contra nuestros hijos o contra alguna otra persona.

CAUSAS DE AMARGURA

Muchos de nosotros sin saber estamos arrastrando raíces de amargura desde nuestra infancia y a veces son raíces de amargura que han sido provocadas por nuestros padres, el mal trato, la indiferencia, el alcohol, la droga, tal vez el abuso sexual, o siempre hemos sido reprimidos o criticados.

Hay padres que siempre están criticando a sus hijos haciéndoles sentir que no valen nada: “Eres un tonto”, “No sirves para nada”, “Eres un malcriado”, “Solo sabes comer y nada más”, “Eres un flojo” Todas estas críticas, poco a poco, van destruyendo la autoestima de nuestros hijos y de tanto machacarles con lo mismo, terminan siendo unos tontos, inútiles, malcriados, flojos y con mucho resentimiento en sus corazones porque les hemos plantado esas raíces de amargura.

Muchas veces te nacen raíces de amargura simplemente porque no has podido lograr algo que siempre habías ansiado obtener en tu vida; tus padres enviaron a la Universidad a tu hermano y no a ti y ese era tu mayor anhelo, y te amargas y esa amargura va echando raíz.

Por ahí has tenido un rompimiento amoroso y se han destruido tus sueños; eso te provoca resentimiento y rencor; otra raíz de amargura.

Si eres celoso o celosa, aunque no me creas, esto es otra raíz de amargura, porque los celos son producto de la inseguridad y dañan la relación de pareja.

LOS EJEMPLOS

Al dar ejemplos corremos el riesgo de descubrir que cada uno de nosotros, de una u otra manera, tenemos alguna raíz de amargura y necesitemos liberarnos. La Biblia dice que Satanás anda como león rugiente en busca de quien devorar. Este león se hará los bigotes con los amargados.

Las raíces de amargura son tan peligrosas que destruyen vidas, matrimonios, relaciones y hasta pueden dañar severamente a una comunidad eclesiástica.

Como cristianos somos responsables el uno por el otro. Tenemos la obligación de supervisarnos el uno al otro en los asuntos espirituales, pero en amor de manera que podamos crecer y fortalecernos en la gracia de Dios y no nos veamos privados de ella, a consecuencia de la raíz de amargura de otro hermano.

ES CONTAMINANTE

Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”

Las raíces de amargura son como un cáncer que trabaja poco a poco en forma muy silenciosa y de pronto se manifiesta cuando ya está avanzado; y ojo, la amargura es contaminante, el amargado le hace amarga la vida a quienes le rodean.

EJEMPLOS DE AMARGURA EN LA BIBLIA

SAÚL Y DAVID

El Rey Saúl, cuando el pueblo de Israel confrontaba la humillación de los filisteos, no habiendo quien se enfrentara a Goliat, hasta que apareció un jovencito que cuidaba ovejas. Era David, quién con su honda, una piedra y su gran fe en el Señor, mató a Goliat e hizo huir a los filisteos y cuando regresa victorioso de la guerra junto al rey Saúl; a algunas mujeres empezaron a danzar y a cantar diciendo: “Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles” 1º Samuel 18:7. Ese canto fue suficiente para que en el Rey Saúl naciera una raíz de amargura y odiará a David y buscará la oportunidad de matarlo, porque tenía temor que David le quitara el trono. El Rey Saúl terminó suicidándose por la amargura que cargaba.

CAÍN Y ABEL

Los dos hijos de Adán y Eva; Caín y Abel presentaron sus ofrendas al Señor, “Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. Y aconteció que andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante” (Génesis 4: 2-5).

Caín lleno de amargura odió a su hermano y lo mató, convirtiéndose en el primer homicida de la humanidad.

Esta raíz de amargura en Caín se originó porque dice la Escritura que se ensañó, ensañarse significa: Irritar, encolerizar, enfurecer. Gozarse en causar el mayor daño y sufrimiento posibles. Esas son las consecuencias de las raíces de amargura, porque una persona que tiene raíces de amargura, busca la venganza, porque algo le quema sus entrañas, pierde la paciencia, grita y se enoja con facilidad.

EL CONSEJO DEL APÓSTOL PABLO

San Pablo en su carta a los Efesios 4: 31 dice: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia”

Si logramos quitarnos la amargura será como limpiarnos interiormente, nos sentiremos felices, descargados, y veremos en los demás sus cualidades y aún en nosotros mismos. El amargado sólo ve defectos. San Lucas 6:36-37 nos aconseja “Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados”

QUITÁNDONOS LA AMARGURA

Quitándonos la amargura vamos a dejar de juzgar, o sea que vamos a dejar de criticar y por consiguiente tampoco vamos a ser juzgados o criticados.

Quitándonos la amargura vamos a dejar de condenar a nuestro hermano, o sea que ya no vamos a acusar a terceros para justificarnos de nuestras maldades o errores; por consiguiente tampoco vamos a ser condenados.

Lo mejor de todo, cuando nos quitemos nuestra amargura vamos a estar en condiciones de perdonar a todos aquellos que nos han hecho daño y que han sembrado esas raíces de amargura en nuestra vida.

Jesús para quienes le crucificaban pidió: “Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”

PASOS A SEGUIR

Ahora, para que puedas hacer todo esto en una forma correcta te voy a dar una lista de pasos que debes seguir para liberarte completamente de tu raíz de amargura.

1. Haz una lista de las cosas que te causan amargura, asume tu responsabilidad y decide resolverlas tú mismo. No permanezcas estático sin intentar resolverlas, limitándote a culpar a terceros.

2. Pídele perdón a Dios, por tu amargura y por el daño que has hecho y a las personas que les has hecho daño.

3. Haz una lista de las cosas que Dios te ha perdonado.

4. Si es posible, busca reparar el daño que hiciste.

5. Para que seas libre de ataduras perdona a quienes te hayan ofendido.

6. No te causes más daño recordando una y otra vez las ofensas recibidas.

7. Decídete a ser feliz y llevar felicidad a quienes te rodean

Estos son los pasos que te van a guiar al cambio de vida que necesitas, pero sobre todo para que seas restaurado en alma y espíritu.

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